Ingredientes:
Preparación:
1.- En un bol grande, se mezcla la harina con la sal con una cuchara.
2.- En otro bol, se disuelve la levadura hasta que no quede resto sólido.
3.- Cuando la levadura esté completamente disuelta, se añade el líquido a la harina y se mezcla bien. Yo lo suelo hacer con un par de cucharas.
4.- La masa resultante, se coloca en un bol hermético o se cubre con plástico alimentario y se deja 24 horas en el frigorífico.
5.- Al día siguiente, se vuelca la masa en una fuente y se realiza un pliegue a la mitad. Para ello, se coge con las manos mojadas la parte más alejada, se levanta y se vuelca sobre la otra mitad. Se gira la fuente 90º y se repite la operación. Se vuelve a girar y así hasta completar cuatro pliegues. Una vez hecho, se cubre con un trapo y se deja reposando a temperatura ambiente durante 45 minutos.
6.- Se repite la operación cuatro veces.
7.- Mientras se está con el último reposo, se calienta el horno a 250º, con calor arriba y abajo, colocando la bandeja en zona media. Yo coloco una pequeña fuente en la parte de abajo.
8.- Se espolvorea harina sobre la superficie de trabajo y se deposita la masa sobre ella. Se añade más harina por encima y se da un poco de forma. Se puede cortar a la mitad por la parte larga con una espátula aunque yo prefiero la pieza entera.
9.- Se coloca con cuidado sobre un papel de hornear, que coloco sobre una tabla grande de cortar.
10.- Aprovecho la tabla para deslizar el papel sobre la bandeja del horno y añado medio vaso de agua en el pequeño envase que he puesto en la parte de abajo, para que haga vapor.
11.- A los 15 minutos, retiro el envase con el agua y bajo la temperatura a los 200º, dejando otros 30 minutos.
12.- Coloco sobre una rejilla para enfriar y me aparto para no empezar a comérmelo.